martes, 11 de diciembre de 2007

Segovia



SEGOVIA

Da nombre a la ciudad y a la provincia castellano-leonesa, está situada en la meseta a más de mil metros de altitud sobre el nivel del mar.

Empezaremos diciendo que en 1985 Segovia fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, tras haber recibido previamente los títulos de Monumento Histórico Artístico del Acueducto, de la Torre de San Esteban, del Monasterio del Parral, de la Iglesia de la Vera Cruz y del Alcázar; declaración que posteriormente se hizo extensiva a toda la parte antigua de la ciudad.

Hablar de Segovia es hablar de su acueducto. No cabe duda de que es su máximo referente y su máxima señal de identidad. Se construyó para transportar agua del río Acebeda a la parte alta de la ciudad entre la segunda mitad del siglo I y comienzos del siglo II siendo entonces emperadores Vespasiano y Trajano.
Tiene 15 kms de longitud que lo convierten en el acueducto más grande de la época. El tramo más conocido es el “Puente del Diablo” situado en medio de la ciudad con 728 metros de longitud.

Visto el acueducto continuamos la visita subiendo por la calle de San Juan, pasamos por la Plaza del Conde de Cheste y llegamos a la Plaza de Avendaño. En este tramo vemos la Casa de las Cadenas, el Palacio del Marqués de Lozoya, el Palacio Floresta, la iglesia de San Esteban.






Desde Avendaño tenemos una perspectiva del acueducto desde las alturas.



Continuando por la calle Obispo Gandasegui llegamos a la Casa de los Picos. Construida en el siglo XV por Pedro López de Ayala cronista de las guerras de Castilla. Posteriormente fue adquirida por Juan de la Hoz que la cubrió con puntas de diamante para evitar que siguieran llamándola “la casa del Judío”.


Nos desviamos de la calle Juan Bravo para ver el Palacio del Conde Alpuente y La Alhóndiga.


Nuestra siguiente parada es la Plaza de Medina del Campo con una configuración a varios niveles y en la que podemos ver la estatua de Juan Bravo, uno de los comuneros de Castilla, así como la Casa de los Solier, la casa de Bornos, el Torreón de Lozoya y la iglesia de San Martín.



Llegamos a la Plaza Mayor, también con soportales como en otras plazas castellanas, donde podemos ver el Ayuntamiento, el Teatro Juan Bravo, la iglesia de San Miguel…



Y la imponente catedral. Es de estilo gótico tardío. Comenzó a construirse bajo el reinado de Carlos I. Se la conoce como la “Dama de las Catedrales” por su elegancia y esbeltez.




Tomando por la calle Marqués del Arco, bajo la cual están las canalizaciones del acueducto y la cual alberga el núcleo del comercio turístico (cerámica, mimbre, cobre…), llegamos a la Plaza de la Merced y de ahí al barrio de las Canonjías.




La última parada es el Alcázar, un precioso castillo que parece una mezcla entre un castillo de cuento y un barco. Y nunca mejor dicho porque a sus pies se juntan los ríos Clamores y Eresma.
Subir a su torre es poner a prueba la resistencia de cada uno, con más de 150 escalones, muy altos y en escalera de caracol, con lo cual al llegar arriba hay que tomarse un momento para recuperar el ritmo normal de respiración.
La visita por su interior es recomendable.






Y las vistas desde el Alcázar al monasterio del Parral y a la iglesia templaria de la Vera Cruz tampoco hay que perdérselas.




Qué comer:


Hablar de comer en Segovia es hablar de comer cordero o cochinillo asados. Casi cualquier sitio ofrece estas especialidades y en casi todos ellos lo preparan muy rico. Una particularidad del cochinillo es que en algunos restaurantes, si lo pides, te lo sacan entero del horno y cortan las raciones delante de ti empleando únicamente un plato. Si está bien hecho se corta como lo hace un cuchillo caliente con la mantequilla.

También son muy típicos los judiones de La Granja. Es una alubia grande que se prepara con chorizo, morcilla y tocino. Sin duda consistente. La cocina segoviana también tiene su postre, el ponche segoviano, un bizcocho borracho con crema pastelera. Para picar siempre podemos pedir un poco de morcilla, cochifrito o torreznos. Como veis, una comida baja en colesterol y grasas.

El sitio más afamado de Segovia es Cándido. Es caro, pero comes justo delante del maravilloso acueducto. También frente al acueducto está El Mirador del Acueducto, pero no hacen reservas. Cuenta también con mucha fama de comer bien el restaurante José María, aunque también es caro. Si no te importa coger el coche, a escasos 4 kilómetros por la carretera de Arévalo a mano derecha te encuentras el restaurante Ventorro San Pedro Abanto (tel 921 43 14 81). Es igual de bueno que los otros pero bastante más barato. Cuenta con mucho sitio para aparcar sin problemas.


Notas:
- Entre otras cosas nos faltó visitar la iglesia templaria y el monasterio, habrá que volver para verlos.
- Una visita a Segovia siempre es un buen reclamo para que los amigos te hagan una visita.
- Segovia en diciembre y sin sol es muy fría.

lunes, 3 de diciembre de 2007

La ruta del Cares



LA RUTA DEL CARES
La Ruta del Cares está situada en La Garganta Divina del río Cares en los Picos de Europa. Como culturilla general hay que decir que su construcción se debió a la canalización de la central hidroeléctrica de Camarmeña – Poncebos entre los años 1916 y 1921.

La ruta transcurre entre las localidades de Caín (último pueblo del valle de Valdeón en León) y Poncebos (Asturias) con una longitud de 12 kms. El camino tiene una anchura de unos dos metros y es prácticamente llano.

Si partimos desde Caín lo primero será atravesar su presa, después se recorre una zona de túnel con grandes ventanales abiertos en la roca.




Casi sin darnos cuenta se alcanza una altura considerable sobre el nivel del río.




Se atraviesan dos puentes, el de Los Rebecos y el de Bolín.





El final del recorrido será una gran cuesta que acabará llegango a Poncebos, esta es la parte menos vistosa y más dura de todo el recorrido.

Son varias las opciones que pueden darse de cara a afrontar la ruta.
Por un lado puede hacerse entera, ida y vuelta, 24 kms, empezando en cualquiera de los dos extremos y acabando en ese mismo.
Otra opción es tener dos coches y hacer solo los 12 kms de un sentido.
La última opción que suele darse es empezarla y dar la vuelta en el momento que el cansancio, la lluvia o las circunstancias que sean lo crean conveniente. En este caso lo mejor es empezar en Caín.

Qué comer

Para hacer la Ruta del Cares lo mejor es ir bien provisto de bocadillos y comida, ya que desde nuestro punto de partida no vamos a encontrar ningún sitio donde comprar algo de comer hasta el final del recorrido. Beber lo podremos hacer ya que en varios momentos el canal de agua que va paralelo a la ruta es accesible, pero pese a ello siempre es mejor ir bien provistos de bebidas.

En la zona podremos degustar los platos típicos de allí. Yo soy un incondicional de la cecina, un embutido curado que normalmente es de vaca aunque en ocasiones puede ser de caballo o burro. Su aspecto es similar al del jamón, aunque de sabor más fuerte. Está muy rico con un chorrito de aceite y orégano. Tampoco puede faltar una buena sidra para reponer fuerzas y refrescar el gaznate. Cocinado con la popular sidra nos encontramos el chorizo a la sidra. No puede faltar si eres de los que te gusta comer de cuchara, la tradicional fabada. El arroz con leche es el postre asturiano por excelencia. Si eres de los que te gusta el queso fuerte estás de enhorabuena. El cabrales es uno de los más afamados quesos asturianos.


NOTAS:

No cabe duda que lo mejor que ofrece esta ruta son sus vistas, mirando hacia arriba la verticalidad de los Picos de Europa y mirando hacia abajo los profundos cortados que hay en algunos tramos hasta las aguas del Cares. Marco incomparable para hacer fotos.

lunes, 26 de noviembre de 2007

La serranía de Cuenca






Serranía de Cuenca

El lugar de partida de esta excursión fue Villalba de la Sierra, a 21 kms de Cuenca,a unos 15 kms de la Ciudad Encantada y a 20 kms de Los Callejones de Las Majadas.

La primera parada fue en el Ventano del Diablo que es un balcón natural de piedra desde el que se tienen unas vistas impresionantes de la Hoz del Júcar con un desnivel de más de 200 metros.







Retomando la ruta llegamos a la Ciudad Encantada. Como “culturilla general” decir que su forma tan singular se debe a que las rocas en su parte inferior (pobres en magnesio y margosas) se desgastan más rápidamente que la parte superior (calizas magnesíferas pobres en calcio y resistentes a la erosión).
El recorrido está señalizado y se pueden ir buscando los parecidos con los nombres que se le han dado, la mayoría muy claros y otros no tanto (los osos, por ejemplo).




La siguiente parada para nosotros iba a ser Tragacete para comer allí pero al final tuvimos que continuar hasta Beteta, cuna de Solán de Cabras.

El Nacimiento del Río Cuervo tiene tres rutas definidas. La más larga llega hasta el origen de este río cuando solo es un hilo de agua. El itinerario empieza por un camino paralelo al río que conducen a las cascadas (lo ideal sería hacer esta visita tras una temporada de lluvias cuando las cascadas lleven bastante agua). Después se llega a una zona de aguas tranquilas y tras atravesar la vegetación de las riberas se llega al manantial del Río Cuervo.








La última parada de la ruta será en Las Majadas. Existen dos formas de llegar hasta allí, estando en el Nacimiento del Río Cuervo tomar una carretera hacia allí. Este camino está poco y mal señalizado y se hace muy largo. La otra forma sería desde Villalba de la Sierra, la carretera es notablemente mejor.

Antes de parar en Los Callejones aconsejamos ir hasta los miradores, está muy cerca aunque para llegar allí habrá que dejar el coche y hacer el último tramo andando, unos dos kilómetros. Las vistas son de lo mejor que ofrece la serranía de Cuenca.





Los Callejones de Las Majadas es una especie de Ciudad Encantada pero perdida en mitad de la sierra. Se trata de una formación kárstica donde la erosión desigual debida al viento y la lluvia ha dado lugar a una gran cantidad formas singulares (puentes, monolitos, arcos, pasillos…). La ruta está muy bien señalizada y puede durar unas dos horas a un ritmo tranquilo y de contemplación del paisaje. Además tiene información sobre la flora del lugar.







Qué comer

En el mismo pueblo de Las Majadas hay un restaurante que cuenta también con habitaciones y que organiza rutas a caballo por los alrededores y otras actividades que es muy recomendable y que se llama La Utrera. Su decoración es de ambiente taurino, con numerosas fotografías de toreros dedicadas al propietario del restaurante.
La cocina es tipo moderno pero sin serlo de manera exagerada. La carta no es muy variada. Pese a ello la comida está muy buena y nos costó menos de 25 € por persona sin vino. Junto con las
especialidades típicas de la zona, se puede comer un excelente jamón. El solomillo con Foie también se deja comer muy bien. La carta de vinos es amplia, por lo que seguro que encuentras el que más te gusta.


Notas.
- Llevar el depósito del combustible lo suficientemente lleno para hacer muchos kilómetros, básicamente porque las gasolineras no abundan por la serranía y la de Tragacete cierra los festivos a las dos de la tarde. Y es un problema muy serio tener que llegar a Beteta en reserva.
- Muy aconsejable llegar hasta el Mirador en Las Majadas, unas vistas irrepetibles.

- Nos quedamos en una casa rural en Villalba de la Sierra, http://www.toprural.com/ficha/es.cfm/idp/16/ids/33928.htm, nueva y muy bien equipada.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Cuenca y sus casas colgadas

Cuenca

Cuenca la podemos dividir en dos partes: la Cuenca monumental y turística y por otro la Cuenca ciudad, menos visitada, menos atrayente y más utilitaria.
Así que como buenos turistas nos centramos en la parte monumental que es la zona más alta, a la que para llegar hay que subir muchas cuestas, aquella que se encuentra entre las hoces del Huécar por un lado y del Júcar por el otro.






Mientras subíamos nos asomamos a ver el Auditorio y la iglesia de Santa Cruz para llegar a nuestra primera parada, la Plaza Mayor en la que están el Ayuntamiento (con fachada barroca del siglo XVIII) y la Catedral (única en España de estilo gótico anglonormando).







La siguiente parada fue en las Casas Colgadas fueron construidas en el siglo XIV y se cree que fueron residencia de verano de los reyes. Luego las vimos desde el puente de San Pablo. Impresiona cruzar este puente, en un día con viento seguro que asusta un poco. Muy buena las vistas de la hoz del Huécar, del Convento de San Pablo (hoy Parador de Turismo) y del casco antiguo desde allí.

Volviendo sobre nuestros pasos fuimos hasta la catedral y continuamos subiendo hacia el Arco de Bezudo. Supuestamente allí también está el castillo pero de éste no queda más que un trozo de muro.







Llegados a este punto son muchos los bares que encontramos para reponer fuerzas.
En el camino de vuelta tomamos por el otro lado, por la hoz del Júcar. Como bajar siempre es más cómodo que subir, este tramo se hizo menos cansado que el otro.
Vimos las iglesias de San Miguel (estilo gótico con artesonado mudéjar), de la Merced, la Torre de Mangana (resto de una antigua fortaleza árabe y actualmente cerrada su plaza por obras) y la iglesia de San Andrés.


Qué comer
Para comer picoteando recomiendo la zona del castillo. Es un buen sitio por varias razones, primero porque llegas cansado al ser la parte alta de la ciudad, así que qué mejor que parar allí para hacer un reponedor descanso y recuperar fuerzas para seguir de visita. Y segundo porque hay unos cuantos bares en los que poder tapear los productos típicos de la zona. Lo mejor es que no son caros y se come bien. Claro que si lo que te gusta es un ambiente más exclusivo hay un restaurante sobre una de las casas colgantes. No he comido nunca ahí, pero las vistas han de ser espectaculares.
El morteruelo, una mezcla de carnes de caza, gallina y cerdo que se presenta como una pasta a modo de paté es imprescindible. Es muy denso y consistente.
Si eres un poco atrevido ahí están los zarajos. A mí personalmente no me gustan, pero conozco gente que sí que los come. Son las tripas del cordero enrolladas y fritas. El sabor es un poco fuerte.
El conejo, la trucha o la caza menor son otros productos típicos de la zona. El ajoarriero, una pasta blanca que como su propio nombre indica tiene como ingrediente fundamental el ajo, es otra de las tapas típicas conquenses.
El licor tradicional es el Resolú, un licor de café. A mí no me gusta, pero igual que pruebas el licor de lagarto en los restaurantes chinos éste no pasa nada por beber un chupito.



Una ciudad pequeña pero con encanto. Un pero: encontrar una heladería a principios de octubre a media tarde fue tarea imposible, ni siquiera en la parte no histórica.