sábado, 29 de marzo de 2008

San Vicente de la Barquera


SAN VICENTE DE LA BARQUERA

Este municipio está situado en la costa cantábrica a 62 kilómetros al oeste de Santander y en pleno corazón del Parque Natural de Oyambre.



Los primeros datos históricos de la Muy Noble y Muy Leal Villa de San Vicente de la Barquera se remontan a la época romana donde la tribu de cántabros de los orgenomescos utilizó su puerto como salida al mar.
Alfonso I el Católico repobló y fortificó la villa en el siglo VIII.
Sus mayores momentos de esplendor se vivieron con la concesión del fuero por parte de Alfonso VIII en 1210 y por la visita del emperador Carlos I en 1517.
La historia de San Vicente va unida a su puerto, formando parte de la Cuatro Villas de la Costa, participó en la reconquista de ciudades como Sevilla o en las expediciones a Terranova para la pesca del bacalao.
Pero la peste y una sucesión de incendios provocaron su declive en años posteriores.

Hoy día San Vicente de la Barquera cuenta con un patrimonio monumental declarado Conjunto Histórico Artístico entre lo que podemos destacar:

Castillo del Rey.- Esta antigua fortaleza en la que se basó la defensa del recinto amurallado y del puerto tiene un origen remoto. Sin embargo la actual construcción se hizo a partir de 1210, año en el que Alfonso VIII concedió el fuero a la villa de San Vicente de la Barquera, sufriendo diversas reformas a lo largo de la historia. Los reyes de Castilla se reservaron el señorío sobre el castillo, cediendo temporalmente su alcaldía a quien les parecía, hasta que finalmente se otorgó su tenencia a los vecinos de la villa, en la persona del su Procurador General en el siglo XV.



La Muralla.- La antigua villa medieval de San Vicente la Barquera contaba con un completo recinto fortificado, constituido por el castillo y la muralla que rodeaba la vieja ciudadela alta. En la actualidad se conserva la mayor parte del lienzo norte y parte del sur con las puertas de Asturias o el Peregrino y la de La Barrera, así como la Puerta del Mar recientemente reconstruida.

Iglesia de Santa María de los Ángeles.- Construida entre los siglos XIII y XVI sobre otra iglesia anterior, muestra características del gótico montañés. En su exterior destaca la gran torre fuerte, así como sus dos puertas románicas. Una de las piezas más importantes es el sepulcro del Inquisidor Antonio del Corro, considerada una de las más bellas esculturas funerarias del país.



Hospital de la Concepción.- San Vicente de la Barquera, que fue un importante punto del Camino de Santiago en la ruta costera y contaba con numerosos hospitales y albergues para los peregrinos. En el hospital de la Concepción, situado junto a la iglesia de Santa María de los Ángeles, construido en los siglos XIV-XVI, encontraron refugio y asistencia los caminantes que utilizaron la primitiva ruta de la costa en busca del sepulcro de Santiago, los cuales en el camino hacia occidente atravesaban la muralla por la conocida como Puerta del Peregrino.

No muy lejos de allí encontramos el Palacio del Corro. Este palacio renacentista que actualmente alberga el Ayuntamiento de San Vicente de la Barquera, fue mandado construir en el siglo XVI por el inquisidor Antonio del Corro para acoger a los pobres enfermos de la villa. En su fachada de gusto clasicista y decoración plateresca cuenta con dos escudos blasonados relacionados con el fundador.



Puente de la Maza.- Importante obra de ingeniería medieval que comenzó a construirse en piedra en el siglo XV sobre otro anterior de madera. En su época, en la que llegó a contar con 32 arcos, fue considerado como uno de los puentes más grandes del reino.



De camino hacia el espigón que separa la bahía de San Vicente con el mar abierto encontramos el Santuario de la Barquera. Este templo fue construido en la Edad Media, siendo las primeras referencias escritas conservadas del siglo XV. En su interior se venera la imagen de la Virgen de la Barquera, patrona del municipio, la cual según la leyenda llegó a este lugar en un lejano "martes de Pascua florido", a bordo de una pequeña embarcación, sin tripulación, ni velas, ni remeros, la cual durante siglos hizo el milagro de señalar la dirección del viento futuro a los marinos. En recuerdo de estos sucesos se celebra la popular fiesta de La Folia.



Convento de San Luís.- Este monasterio fue construido en el siglo XV bajo el patronato de la casa de Guevara y la advocación de San Luís. Conserva una gran parte de los muros, ábsides, bóvedas y los arcos góticos rodeados de una espléndida y cuidada vegetación, con algunos árboles singulares que le dan un particular encanto. Regido por frailes franciscanos, entre sus paredes se hospedó Carlos I en el 1517 cuando llegó a España para ser coronado rey.

Qué comer:
Sin duda, San Vicente de la Barquera es un lugar idóneo para comer una mariscada. Situados a ambos lados de la calle principal se encuentran numerosos restaurantes que ofrecen mariscadas a precios bastante interesantes. Es frecuente que anuncien en grandes carteles qué clase de mariscos incluyen, por lo que lo mejor es darse una vuelta por toda la calle y elegir aquella que tiene los mariscos que más nos sugieren. En el precio suele estar incluido el vino. Aunque las mariscadas las anuncian siempre para dos personas, en muchos sitios se puede pedir para una sola. Es cuestión de preguntar.

Además de la mariscada, son típicas, como en todo Santander, las rabas. Éstas son calamares, solo que en vez de estar cortados en anillas se sirven cortados longitudinalmente.

Aquellos a los que no les guste el marisco que no se olviden que están en Santander, y que por lo tanto la carne como el pescado son igualmente buenos.
Lo único malo que tiene es pasar la sobremesa de una comida copiosa, pero un buen paseo o sentarte en una terraza de la plaza son dos buenas ideas para pasar mejor la digestión.


San Vicente es uno de los pueblos más bonitos de Cantabria, en él se aúnan un conjunto monumental encabezado por su castillo, una riqueza natural que cuenta con su ría, sus playas, sus bosques, etc…, su rica gastronomía en la que algo tiene que ver su puerto pesquero y, por supuesto, sus fiestas.

Me llamó mucho la atención la diferencia entre bajamar y pleamar, para alguien como yo que nació en el Mediterráneo donde apenas se nota este fenómeno, era un espectáculo ver como iba subiendo el nivel del mar. Increible.






San Vicente no debería ser conocido solamente por ser el pueblo de Bustamante, es mucho más y hay que ir allí para verlo. Nosotros tuvimos suerte y además ese día nos acompañó el buen tiempo.