Cuenca
Cuenca la podemos dividir en dos partes: la Cuenca monumental y turística y por otro la Cuenca ciudad, menos visitada, menos atrayente y más utilitaria.
Así que como buenos turistas nos centramos en la parte monumental que es la zona más alta, a la que para llegar hay que subir muchas cuestas, aquella que se encuentra entre las hoces del Huécar por un lado y del Júcar por el otro.
Qué comer
Una ciudad pequeña pero con encanto. Un pero: encontrar una heladería a principios de octubre a media tarde fue tarea imposible, ni siquiera en la parte no histórica.
Cuenca la podemos dividir en dos partes: la Cuenca monumental y turística y por otro la Cuenca ciudad, menos visitada, menos atrayente y más utilitaria.
Así que como buenos turistas nos centramos en la parte monumental que es la zona más alta, a la que para llegar hay que subir muchas cuestas, aquella que se encuentra entre las hoces del Huécar por un lado y del Júcar por el otro.
Mientras subíamos nos asomamos a ver el Auditorio y la iglesia de Santa Cruz para llegar a nuestra primera parada, la Plaza Mayor en la que están el Ayuntamiento (con fachada barroca del siglo XVIII) y la Catedral (única en España de estilo gótico anglonormando).
La siguiente parada fue en las Casas Colgadas fueron construidas en el siglo XIV y se cree que fueron residencia de verano de los reyes. Luego las vimos desde el puente de San Pablo. Impresiona cruzar este puente, en un día con viento seguro que asusta un poco. Muy buena las vistas de la hoz del Huécar, del Convento de San Pablo (hoy Parador de Turismo) y del casco antiguo desde allí.
Volviendo sobre nuestros pasos fuimos hasta la catedral y continuamos subiendo hacia el Arco de Bezudo. Supuestamente allí también está el castillo pero de éste no queda más que un trozo de muro.
Volviendo sobre nuestros pasos fuimos hasta la catedral y continuamos subiendo hacia el Arco de Bezudo. Supuestamente allí también está el castillo pero de éste no queda más que un trozo de muro.
Llegados a este punto son muchos los bares que encontramos para reponer fuerzas.
En el camino de vuelta tomamos por el otro lado, por la hoz del Júcar. Como bajar siempre es más cómodo que subir, este tramo se hizo menos cansado que el otro.
Vimos las iglesias de San Miguel (estilo gótico con artesonado mudéjar), de la Merced, la Torre de Mangana (resto de una antigua fortaleza árabe y actualmente cerrada su plaza por obras) y la iglesia de San Andrés.
En el camino de vuelta tomamos por el otro lado, por la hoz del Júcar. Como bajar siempre es más cómodo que subir, este tramo se hizo menos cansado que el otro.
Vimos las iglesias de San Miguel (estilo gótico con artesonado mudéjar), de la Merced, la Torre de Mangana (resto de una antigua fortaleza árabe y actualmente cerrada su plaza por obras) y la iglesia de San Andrés.
Qué comer
Para comer picoteando recomiendo la zona del castillo. Es un buen sitio por varias razones, primero porque llegas cansado al ser la parte alta de la ciudad, así que qué mejor que parar allí para hacer un reponedor descanso y recuperar fuerzas para seguir de visita. Y segundo porque hay unos cuantos bares en los que poder tapear los productos típicos de la zona. Lo mejor es que no son caros y se come bien. Claro que si lo que te gusta es un ambiente más exclusivo hay un restaurante sobre una de las casas colgantes. No he comido nunca ahí, pero las vistas han de ser espectaculares.
El morteruelo, una mezcla de carnes de caza, gallina y cerdo que se presenta como una pasta a modo de paté es imprescindible. Es muy denso y consistente.
Si eres un poco atrevido ahí están los zarajos. A mí personalmente no me gustan, pero conozco gente que sí que los come. Son las tripas del cordero enrolladas y fritas. El sabor es un poco fuerte.
El conejo, la trucha o la caza menor son otros productos típicos de la zona. El ajoarriero, una pasta blanca que como su propio nombre indica tiene como ingrediente fundamental el ajo, es otra de las tapas típicas conquenses.
El licor tradicional es el Resolú, un licor de café. A mí no me gusta, pero igual que pruebas el licor de lagarto en los restaurantes chinos éste no pasa nada por beber un chupito.
El morteruelo, una mezcla de carnes de caza, gallina y cerdo que se presenta como una pasta a modo de paté es imprescindible. Es muy denso y consistente.
Si eres un poco atrevido ahí están los zarajos. A mí personalmente no me gustan, pero conozco gente que sí que los come. Son las tripas del cordero enrolladas y fritas. El sabor es un poco fuerte.
El conejo, la trucha o la caza menor son otros productos típicos de la zona. El ajoarriero, una pasta blanca que como su propio nombre indica tiene como ingrediente fundamental el ajo, es otra de las tapas típicas conquenses.
El licor tradicional es el Resolú, un licor de café. A mí no me gusta, pero igual que pruebas el licor de lagarto en los restaurantes chinos éste no pasa nada por beber un chupito.
Una ciudad pequeña pero con encanto. Un pero: encontrar una heladería a principios de octubre a media tarde fue tarea imposible, ni siquiera en la parte no histórica.
3 comentarios:
Cuenca es la ciudad más romantica de europa que conozco
Aquí en Cuenca hay algunas casas COLGADAS, ninguna "casa colgante" que se sepa, aunque si que se oye decir eso a veces a los turistas.
Gracias por la corrección. Supongo que al igual que otros muchos turistas he caido en el error de llamarlas colgantes y no colgadas.
De verdad que te agradezco la corrección.
Saludos
Publicar un comentario